La Tuta es una plaga proviniente de Latinoamérica, la cual se ha extendido por toda Europa. Es un insecto lepidóptero más conocido como pollilla de la planta del tomate, corgollero, polilla perfordora o gusano minador.
Características de la Tuta
Ataca absolutamente a todas las solanáceas, tales como la berenjena, la patata, el pimiento y el tomate, aunque este último es el más perjudicado. Si bien la tuta vive solamente en épocas de excelente clima e incluso cuando hace 9 °C; al llegar el invierno, muere.
Sin embargo, este insecto es totalmente perjudicial, puesto que tiene un potencial reproductivo muy importnte, ya que una hembra sola puede poner un máximo de 50 huevos, y vivir dos semanas más que un macho.
¡Acaba con ella!
Los tratamientos que se realizan habitualmente solamente eliminan a los insectos adultos, dejando a su vez a las larvas con vida, las cuales luego de pasar por una fase de orugas, se convertirán en insectos con alas. Por ello, la gestión y la prevención adecuada de la plaga es realmente importante.
Probablemente la Tuta se instale en los invernaderos y por ello, lo mejor será cerrar con mosquiteras todas las aperturas de ventilación para evitar que ingresen insectos adultos. Por otro lado, deberás tener en cuenta que las larvas suelen encontrarse dentro de los tomates, o en sus tallos y hojas. Por ello, separa y elimina por completo los frutos que se encuentren dañados, para no propagar la plaga.
Si detectas algún insecto en la cosecha, extermínalo inmediatamente. Para ello, toma un balde y hazle cuatro orificios cruzados cerca del borde, para luego cruzar dos alambres de un extremo hasta el otro, de manera que quede una cruz.
Luego, toma un difusor con feromonas, enróscalo con otro alambre y átalo al centro de la cruz, tratando de que el difusor cuelgue y quede cerca del agua pero que no la toque. Por último, añade un par de gotas de aceite vegetal en el agua, y lleva el balde debajo de la planta de tomate. La Tuta se siente atraída por la feromona y cae al agua sin poder salir, debido a que el aceite no le permite moverse.
Autora: Flavia Porro